La Complicidad

La complicidad, ahh! la complicidad...

Jamás conocí alguien así, tan sencillo, tan patético, tan estúpido, tan parecido a mi.

Me gusta la idea de su existencia, ¿por qué no?, es exactamente todo aquello que quiero y que no puedo tener. Somos cómplices, amigos, ¿amigos? supongo que algo más que eso, ¿o algo menos? solo somos cómplices. Aburrirse es tan sencillo y mi incapacidad para lograrlo con él me sorprende, ¿cómo evitar que suceda si quiero ser algo más? ¿Cómo evitar la monotonía del noviazgo? me fascina su simple presencia, las risas irónicas, sarcásticas, las salidas de noche y su deseo de colaborar, supongo que le amo, perdón le hamo. Hahhaha no es amor, es complicidad es que besar su frente signifique más que vesar sus labios, es tener un lenguaje propio, un indice de intimidad sin tocarnos, mirarnos a los ojos de forma directa, sin intimidarnos, sin tapujos, sin vergüenzas; contarnos en una mirada todo lo que necesitamos saber, todo...

Él es mi cómplice perfecto, y aunque todo sea una mentira, aún si él miente, aún si yo miento, aún si es solo un instante, aún si es una eternidad, no quiero que todo se pierda en el dogma de la sociedad, en la regla, quisiera que fuera así, tan libre como él, como yo, pero...¿Estaré dispuesta a compartirlo con el mundo?

El viejo y el mar

Amo la feria del libro, creo que amo la feria del libro, quiero la feria del libro, aprecio la feria del libro, estimo la feria del libro... que feo es que el pabellón de animación se robe toda mi atención.

Un mundo de gente culta, intelectual, miles de libros y miles de personas: grandes, pequeños, anchos, delgados, coloridos, pálidos, llamativos, caros, preferiblemente económicos ¿Qué? ah si, errores de estilo, que estúpida, lo siento, hablo de los libros, no de gente que se vende.

El viejo y el mar, el libro de Hemingway o Hemingwey (al parecer es el primero), clásico de la literatura (no se cuándo, no sé dónde), suena interesante desde que el padre de tu amiga la regaña por no haberlo leído, los libros son increíbles, todos los idolatran, los discuten, los insultan, los adulan; los libros son impresos, editados y escritos por ideas de personas; los libros son editados y escritos por ideas de personas; los libros son escritos por ideas de personas; los libros son ideas de personas; los libros ¿pueden ser personas?

¡Ja! Volví a perder el hilo, ¡Ah sí! el viejo y el mar, muy popular, me hace hoy querer entrar al mundo de la literatura, me siento cerrada, estúpida, poco creativa; el mundo requiere personas que lean, que lean miradas, que lean situaciones, que lean canciones, personas que lean imágenes, gestos y esperanzas, pero el mundo se empeña en pedir personas que lean libros.

Son hermosos ¿no?, ¿por qué entonces me molesta tanto tener que leerlos?, son opiniones, son otros mundos, son escapes de realidad y a la vez aterrizajes en la misma. No tengo absolutamente nada en su contra, solo me siento agobiada, agobiada por ser una no-lectora metida en un mundo de gente que lee a otros, y que a través de los libros leen aquellas otras cosas que mencioné; personas sensibles, amables, toscas, sencillas, alejadas, solas; en cualquier caso sensibles.

Suena increíble, ¡joder! ¿por qué entonces? qué es lo que no me atrae de los libros, acaso tiene algún sentido que algo tan bueno pueda generar pereza o fastidio, algo que según medio mundo enriquece, ¿es mejor leer un libro de cocina que ver cómo la preparan en televisión?¿es mejor leer Harry Potter que verlo? ¿es mejor leer un libro de lógica que verla en una clase?, no tengo idea, la verdad si la tengo, yo no lo creo pero quiero creerlo, quiero acoplarme, quiero leer este conjunto de códigos cargados de contenidos semánticos y por qué no pragmáticos dependiendo de las diferentes situaciones, en donde una persona, la idea de una persona está plasmada en un papel, impreso con una escritura artificial producida por un computador: libros. ¿Por qué no empezar con el clásico El viejo y el mar?, ¡Ah! ya recuerdo... porque es caro.